Lectura Obligada

Parece que pasa más y más tiempo entre posts en castellano... Y qué raro, siendo que una parte importante de mí se expresa mucho mejor en este idioma, que díficilmente llamaría materno (aunque técnicamente, si pensamos que mi madre me lo enseñó...anyway).

Partiendo por lo banal, empezó el otoño acá. Hoy en la mañana me puse guantes para ir al trabajo. ¿Cómo se lo imaginan? Hacía poquísimo más de 10 grados y me resisto a la irracionalidad de creer que si una se hace la loca con el frío, el frío no existe. Así que asumo que la otra vez que hicieron 10 grados me *dio* frío en las manos, y me pongo los guantes, aunque sea horrible admitir que estamos ya en época de guantes.

Luis me ha mantenido al tanto de lo que para él parece ser una competencia entre las nuevas novelas de nuestros amigos y conocidos: Pancho Ortega, Ernesto Ayala y Alvaro Bisama. Según Luis la mejor es... bueno, quizás no deba contar su opinión. jeje. En todo caso, para que sepan que he leído entrevistas y críticas a las tres. Ayer leí una entrevista a Ernesto en Revista de Libros, que me gustó bastante. Como siempre, Ernesto tan humano por escrito, jaja. Perdonen, es una maldad mía haberle dicho una vez a EA que era más humano por escrito que en persona. La entrevista me gustó porque encuentro que él queda bien, y cae bien, piola como es, y sobre todo porque aunque no he escrito en no voy a decir cuánto, me identifico con cómo él describe el proceso. Saber de lo que pasa en Santiago con la publicación de estas novelas me hace extrañamente agradecida de que no me haya metido nunca en ese rollo. Creo que la manera correcta de publicar un libro es que nadie sepa quien eres hasta que no te lean. Así, si no les gusta, se olvidan de ti y punto.

Yo estoy leyendo King Rat, del autor de Shogun. Me compré todos sus libros menos uno cuando estuve en Cape Cod con mi mamá en agosto. Rayé tanto con Shogun que quiero leerlos todos para ver si son tan buenos como ése. Ojalá que sí. Es una tremenda decepción para mí cuando me encuentro leyendo un libro que me carga. En el colegio, un libro así lo hubiera dejado de lado, sin terminar. De hecho, nunca leí el último capítulo de Cien Años de Soledad porque ahí es donde iba cuando fue la prueba del libro y simplemente no tenía más sentido para mí terminarlo. Piensen lo que quieran de mí, pero así es. Cuando no tengo paciencia, no le pido disculpas a nadie. Ahora, en cambio, me mamo unos libros que voy pelando mientras los leo. Igual que como veo tele: enojada en mi cabeza, "pero cómo! eso no tiene sentido! grrr!" jaja. Me pasó con Memorias de una Geisha (cometi el error de leerlo después de Shogun) y con The Virgin's Lover, novela histórica acerca de la reina Isabel I. Odio perder mi tiempo, sobre todo que sé que no tendré jamás suficiente tiempo en mi vida para leer todo lo que quiero (aló, Jonathan Franzen lleva 2 publicados que no he visto, y todavía tengo una colección de James Clavell por delante!). Pero a la vez, me sentiría muy chanta hablando mal de un libro si no tratara de leerlo completo al menos.